jueves, 31 de diciembre de 2009

Hoy ya no es lo mismo, mi amor...



Luego, un cielo incansablemente observado; germina entre retazos muertos, ahora negros. Manchas aguachentas recuerdan qué ungió esos zapatos.

martes, 29 de diciembre de 2009

En el límite entre la 'Argentina árida' y la 'Argentina Húmeda'



Y me pediste un límite que llené de humedad.
La sal me cortaba la piel resquebrajada por el aire seco de tus ojos.
Me quise empapar de mí, de mi parte más húmeda y salada;
sinceramente necesitaba
llorar mares.

Y vos me secabas de a poco, me quitabas las ganas.
Buscabas evaporar cada lágrima que anidaba en mí.
Yo prefería llorar, y vos te empecinabas en limpiarme la cara
con ráfagas calientes de indiferencia y falso entusiasmo.

Vos no querías verme bien,
simplemente
me creías una idiota por estar mal.

Yo el este, vos el oeste.
Y en mis manos reposa el Sol, desde mis ojos se hace amanecer .

Entre tu pelo se escon
de la Luna,
desde tu boca parte rumbo al cielo oscuro,
negro como el abismo al que me precipitan tus silencios.

Pero tus brazos eran un ambiente de transición,
ni vos te callabas, ni yo hablaba.

El abrazo era nuestra pequeña tregua,
ambos lo disfrutábamos por igual,
y lo entendíamos de la misma forma.

Tal vez por eso todo terminó en ese pequeño ritual tan entrañable...
probablemente por eso
mis labios áridos no necesitaron
humedecerse en los tuyos.

Se quedan en mí el ardor y la palabra; vos te llevás el frío y nuestras voces en la penumbra.

Tipear . . .


Te voy a escribir a vos; a vos que tenés algo de mí, algo de mí junto con otras cosas que te fueron dejando. Así las cosas, lo que ahora me importa es eso que tenés vos y me pertenece, eso que yo te di sin siquiera pensarlo y recién ahora caigo en la cuenta de que debería haberlo hecho (tonta, inocente, inconsciente, desconsiderada, ma zo quis ta).

Tal vez lo más triste sea eso, que tardé demasiado. Ahora ya no hay vuelta.

Sin embargo giro, y es el mareo el que ahora me cuenta la historia. Porque esto no lo vas a leer vos, esto queda en mí, es un giro de 360º. Dicen del círculo que es la forma perfecta, yo no creo que eso sea absoluto. Para esta ocasión, por ejemplo, no se aplica. ¡¿Cómo va a ser perfecto dejar entre mis manos todas las cosas que quiero darte?! No tendría sentido…

El desconcierto a veces supera a la tristeza, entonces pasa a ocupar más lugar la bronca que la melancolía. En esos momentos me siento algo mejor, pero sigue la sombra al acecho, esa oscuridad burda que no me deja elevar la consciencia. Quedo acá, al ras del suelo, sintiendo cómo mis alas se llenan de fuego y no hallo mar donde empaparlas.

No tengo mucho para decir, pero de alguna forma tengo que pasar esta noche. Se me ocurrió escribir, y de hecho debía ser la única manera. Hace mucho que no escribo…

Puede que sea precisamente por eso, porque no sé qué decir. Y mucho menos qué decirte, cabe destacar que sos vos la única persona a la que quiero habarle.

Siento que son demasiadas palabras, y para qué, para decir NADA. Para expresar en palabras lo que flota a mí alrededor, esta bruma espesa que bloquea todos mis sentidos. Sólo queda lúcida la mente, la mente y sus hilos siniestros. Ellos no vacilan a la hora de enredar más y más las cosas (por no decir la trillada palabra ‘pensamientos’)

No puedo escribir, no hay forma. Sigo mezclando las cosas, intentado ponerles algún ligero toque de gracia, sin éxito. Me bloquea la niebla, y me quita la habilidad que considero fundamental para mi bienestar y desarrollo (suena a plan social, pero son las palabras adecuadas, ni más ni menos)