Me encanta que
hables por mi boca, que tu voz salga de entre mis labios y retumbe en mi
garganta. Tus ojos semi abiertos, los míos completamente cerrados. Y un momento
único en el que siento que hablo desde otro lugar, que mi voz se convierte en
instrumento de tu propio pensamiento.
Cualquier problema
se arregla así, esbozando una palabra en el medio de un beso. La cosquilla que
da el aire exhalado en forma de palabra, la sonrisa que sucede al balbuceo…
pequeños placeres de la vida terrenal.
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