miércoles, 27 de enero de 2010

Y lo mismo, vas a arder


Me voy, aquí me ves; me estoy yendo. No digas nada, hay una impronta intangible pero irrevocable en esta alma que se aleja. Mordete la lengua, ‘sh’, cerrá los ojos; no quiero tus palabras de hoja seca, no quiero pisarlas y escuchar mis silencios, no quiero abrir los ojos y verlas destrozadas, tan infinitamente divididas.
Me voy a tapar los oídos y espero no leerte los labios. BASTA, es que no entendés? No te parece suficiente haber llegado hasta acá, después de recorrer tan largo trecho? HIJO DE PUTA, se te nota en las pupilas dilatadas que querés más, en tus manos titilantes, en tu pelo espadachín del viento.
Imposible que dejes de mirarme como si me estuvieras devorando; no existe sitio en el mundo que pueda resguardarme de tu sed, de tu lengua seca y rasposa. Cargo con esta enemiga resuelta, llena de manos que me arrancan las gotas; no se les escapa una a las muy infames, cada gota se pierde en las palmas incandescentes de las extremidades de tu lengua idiota.
Date la vuelta, dame la espalda… DAS ASCO. Todavía no puedo entender cómo seguís ahí, acá, en todos lados. No me explico cómo logras llegar justo a tiempo a cada lugar en el que me hallo; sólo para desangrar mis sonrisas, quemar mis abrazos, escupirme los ojos, ¡limar mis pestañas!
Empezá a caminar, por favor, y NO vuelvas la mirada; vine hasta acá sólo para cerciorarme de que te ibas a ir por primera vez y para siempre. Espero que te estés pinchando con todas las puntas de estrella que sembré por el camino; qué estúpido fuiste, quitarme A MÍ el Sol que guardaba en el vientre. Despojarme A MÍ de la fuente de calor más pura jamás concebida. Estás muy equivocado, y lo mismo… vas a arder.
Cuando el calor se vuelva filo frío en tu torpe yugular, pronunciarás mi verdadero nombre; tus rodillas cederán automáticamente y caerás desplomado ante mí, ya sin, al fin. Volcaré en vos, y todo alrededor, una canción. Te arrojaré palabras, frases enteras como flechas de nada… tan capaces de vaciar el cuerpo y trazarle llamas.
Tu voz se abrirá paso rompiendo dermis, partirá en dos tu boca, rasgará fina y dolorosamente tu propio cuello; querrás llamarme y el silencio consumirá una a una las letras de tus palabras. El silencio como agujero, las ganas de gritar como aquello que se cae al abismo, y vos ya reducido a nada; con la mirada vencida y los pies atrofiados.
Vos, arrogante tiempo atrás, ahora suplicando una última caricia. Pidiéndome de rodillas un último beso.
Y yo no sé cómo logro resistirlo. Distante, y dejando a un lado el titubeo, te piso la cara, entierro tu boca en el barro; sos tierra, ahora tus ojos semillas. Siembro mi dolor hecho carne, mi angustia concreta y vuelta cuerpo, llena de oxígeno, plena de agua y… asquerosamente empapada de sangre.
Dejá que te lleven el surco, el pozo, mis gritos y tu sangre; concedeme este último favor y ya no andes por fuera. Enterrá tu cabeza en la tierra, asumí el papel de sedimento, de agua, de piel muerta, y prendé fuego tu cabeza… Sí, lo sé, tu alma va a estallar. Pero acá estoy, con una red de cazar mariposas, esperando el momento clave para capturar tus partículas de luz y arrojarlas al charco de la esquina. Vas a morirte de pronto, ya no tendrás nada más que desear…

1 comentario:

  1. Ay.
    Me doliò.
    Respierè profundo.
    Suspirè.
    Me limpiè.
    Compartì cada palabra.
    Sos...Què palabra utilizar? Sos terrible, me matàs.
    Ese final, encima ese final... Sè què palabras continuan a esos puntos suspensivos, y de solo pensarlo se me pone la piel de gallina.
    Còmo podès darme tanto? Producir tantas sensaciones diferentes en tan poco tiempo, en simples (y no tanto) palabras? Còmo hacès? Enseñame. Quiero poder explicar que lo que escribiste es exactamente lo que siento y ni siquiera eso me sale.
    Gracias nuevamente, Mariposa (Còsmica tenìas que ser...)!!

    aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, me encanta.

    Sol, te dejo sol.

    c.

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