martes, 9 de marzo de 2010

Tu BOCA apunta al CIELO pero tu PALABRA sangra el AIRE...

Te encanta nombrarme, lo sé perfectamente. Es como si decir mi nombre te diera más poder, como si al pronunciar esa palabra que sabés muy bien que me gusta yo me convirtiera automáticamente en un ser absolutamente vulnerable. Ya ni siquiera hace falta que me lo digas en tiempo presente, su solo recuerdo me atormenta. En cada aliento matás una más de mis células... definitivamente, vos y yo somos mucho para mí.

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