viernes, 26 de marzo de 2010

Yo no sé muy bien si por vanidad o por orgullo cruel uno se hace fiel adicto al absurdo baile de los ojos muertos.

Cae el vaso... tu boca chorreada de whisky malo intenta besarme.
Tenés las manos sudadas y mis muñecas se te escapan fácilmente de los dedos.
La lista de reproducción canta por enésima vez su única canción (la más triste), el cantante parece llorrar los pedazos de vidrio que bailan en la alfombra.
Intento secar tu desastre, envolver los restos en papel de diario...
Pero otra vez tu aliento a alcohol, tus vanos intentos de apresarme y susurrarme más mentiras al oído.
Tiro tu basura al tacho, me agradecés entre gritos ahogados de 'dale', 'quiero' y 'dame'.
Ya sentado, te tomás la cabeza con las manos, entrecerrás los ojos mirándome como desde lejos, con una expresión ausente, casi de tristeza.
Pero esas no son cosas que vos sepas sentir; el gesto de tu rostro es una representación surrealista de la puja constante entre mi amor y tu odio.
Eso eras vos... seguís siéndolo.
Tus besos siempre me sabrán a whisky, a desvarío, a un error bien calculado.
Sabía perfectamente que sólo quedaba despedirse, recojer mis cosas e irme.
Pero esta vez te acercaste por la espalda y escupiste un 'te quiero' (sé que te costó, carajo! parecía que no soportabas más el gusto de esas letras en tu boca) que me quebró el alma en dos, abrió un mundo distinto, que sólo sabía ser abismo y me caí de lleno en él, en la grieta hecha de voz.
Me limpié la nuca y atravesé tu pecho con un 'te amo' bien finito y afilado.
No hizo falta decir más, los planetas de tus ojos se salieron de las órbitas y colisionaron todos a la vez.
Te desplomaste en el sillón y ya no pudiste volver a mirarme.
Barrí tu cuerpo con la mirada por última vez, te observé como para siempre, asumí tu presencia completa y deduje tu ausencia eterna (inexorable) para el resto de los días.
'Te amo' repetí, y vos apenas lograste señalarme la puerta, que sólo pude divisar luego de refregarme los ojos y darte el último beso con sabor a whisky malo, y ahora también ¡tan salado!

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