jueves, 11 de febrero de 2010

Desatormentándonos

¿Cómo acomodo mis ideas? ¿Cómo haré para desenredar este ovillo, mi ovillo, YO ovillo? Tal vez la clave esta ahí mismo, en saber convivir con el nudo, con los hilos enmarañados, atascados, tan inseparablemente juntos.

De alguna manera sé que no voy a poder contra él, contra mí, contra todo lo que significa tener un ovillo en el alma. Como ya he dicho, algunas veces logro disminuirlo cuando lloro, al hilvanar parte de él en las lágrimas que derraman mis pupilas.

Pero nunca es suficiente, quizás ya nunca lo sea.

Suelo ser feliz con él dentro de mí sintiendo a cada paso su ir y venir de pelota, de esfera que rueda, que se mece desde mis manos hasta mi cabeza. Porque hay que aceptar las cosas como son, hay que aceptar a las personas como son. Y cuando vos me quieras vas a querer también al ovillo, a sus hilos y nudos, a sus colores y su perfume.

Te gusta jugar con él, en esos momentos en los que preferís no emitir sonido y optás por tocarme. Pero aunque me agrade sentirte tan cerca de mí, cuando los hilos se te van enrollando en los dedos y vos ‘nervous as a kitten’ arrojás el ovillo al fuego, quisiera arrancarte una por una las uñas de miedo, de indiferencia, de narcisismo que endurecen tus garras. Garras de negación, de obstinada resistencia. Porque no podés con la responsabilidad, con la realidad de que logre recubrir de mí todos tus dedos, tu cuerpo entero; así, entonces vos también ovillo.

Y quisiera que entiendas que no importa si las garras son tuyas. Me molesta (¡me duele!) que existan y se interpongan en mi camino siempre, como una constante absurda que se burla de mi ovillo chamuscado y ceniciento. Hoy tienen tu nombre inscripto, pero mañana ese nombre comenzará con otra letra y yo voy a sentir la misma impotencia, las mismas ganas de salvar al ovillo del fuego.

Se preguntarán entonces cómo es que aún me quedan más y más hilos para seguir ovillando.


Es por eso que escribo, mi ovillo se alimenta de palabras, y esas… esas me sobran.

1 comentario:

  1. Què bello texto.
    Como siempre, y una vez màs, me encantò leerte. Leer tu corazòn, tu alma y tu cabeza que gira y da màs vueltas.
    Tus palabras alimentan a las mìas, mi ovillo crece; yo convivo con èl, hace rato. No quiero que se vaya, es parte de mì ser; no quiero sacarlo, sè que en caso de que no estè me sentirìa màs vacìa aùn... porque al fin y al cabo de donde aprendo si no es de tratar de desenredar los nudos que forman mi ovillo (siempre sabiendo que nunca va a ser una madeja de pensamientos bien ordenada, como esas de lana que se disponen a ser tejido). Mejor asì, mejor asì. Con nudos y vueltas es màs difìcil, màs interesante, màs divertido.
    No sè, ya ni sè mirà, nunca sè.
    Te amo, aunque... siempre.
    Sol te dejo.
    C.

    ResponderEliminar