domingo, 14 de febrero de 2010

El bello fiero amor que tanto miedo da

(...)Aborrezco –admito que no es necesario tomarse con demasiado dramatismo esta proclama– la mercantilización del único momento en la vida en que hombres y mujeres se justifican ante la absurda inmensidad.

Acá, es decir, en la frase que sigue a continuación, planto bandera y cavo trincheras: el amor no es una alegría, aun cuando signifique nuestra felicidad. Sólo quien no se ha enamorado nunca cree que el amor está ligado a la belleza de la vida. Todos sabemos que tiene puntos de contacto con la dignidad del egoísmo, con la templada propiedad, con el deseado desgarro, con la renuncia sublime, con la enajenación, con la sagrada y venerada estulticia. Todos sabemos que el amor nos vuelve “Hitleres” de entrecasa, sutiles “Napoleones y emperatrices” o mínimos “Mozarts” de salón. Y siempre, siempre, en defectuosos y prepotentes poetas.


Imposible saber qué es el amor en términos de universales. En mi caso siempre se ha presentado en forma desagradable, con un espasmo en el pecho, con una revolución en las entrañas, con un leve y sostenido mareo existencial y un temblor incontrolable en las piernas. Sazonado, claro, con el espejismo de creer que la presencia de ella hacía más habitable el mundo y con la necedad de creer que yo podía ser mejor de lo que era. Hasta ahí los síntomas. Ahora intentaré una definición por extensión ya que, como se sabe, definir el amor por comprensión es una quimera.



Amor es: (...) es la mujer que se quedó al lado de su hombre sabiendo qué él no la amaba, y es ese hombre que se quedó con ella aún cuando no la amaba, porque ambos, tal vez de forma mezquina, se amaban,(...)







Crítica digital - Contratapa

Por Hernán Brienza

Vale la pena: http://www.criticadigital.com.ar/index.php?secc=nota&nid=37626

No hay comentarios:

Publicar un comentario